Fotos: Agencia AFP
El presidente de Perú, el centroderechista Martín Vizcarra, resolvió este lunes la disolución del Congreso de la República (que es unicameral, o sea, solo una cámara de diputados, no hay senadores), al considerar denegada la cuestión de confianza planteada por el Ejecutivo, y horas después, el Congreso aprobó la suspensión temporal del mandatario y juramentó a la vicepresidenta, Mercedes Aráoz, como Jefa de Estado interina.
“Ante la negación fáctica de confianza, decidí disolver el Congreso y llamar a elecciones de congresistas de la República”, anunció Vizcarra, después que el Congreso eligió este lunes a un nuevo miembro del Tribunal Constitucional (TC) sin debatir el recurso constitucional, presentado por el mandatario, para intentar frenar ese proceso.
El Parlamento tenía previsto elegir a seis de los siete miembros de ese organismo, y ya había avanzado en la designación de uno, Gonzalo Ortiz de Zevallos, quien logró los 87 votos necesarios para ser magistrado. La cuestión de confianza proponía la modificación del proceso de elección de candidatos al TC, bajo el argumento de que, de lo contrario, no se realizaría de manera transparente.
De los 130 congresistas, más de la mitad son partidarios del ex Presidente Alberto Fujimori, agrupados en los partidos “Fuerza Popular” y “Cambio 21”, presididos por los hijos del ex Mandatario, Keiko y Kenji Fujimori, respectivamente. El Fujimorismo esta politicamente alineado mas la derecha (Populismo) que la actual coalición gobernante, de tendencia mas liberal.
A través de un decreto supremo publicado en el diario oficial “El Peruano”, el Gobierno de Vizcarra ha convocado elecciones legislativas el 26 de enero de 2020 “para que complete el periodo constitucional del Congreso disuelto”.
“Que sea finalmente el pueblo el que decida. El cierre que dispongo está dentro de mis facultades contenidas en la Constitución. Dando fin a esta etapa de entrampamiento político. Que se defina en las urnas el futuro del país”, manifestó el presidente en un discurso leído desde el Palacio de Gobierno para declarar la disolución del Congreso.
En las calles de Lima, manifestantes oficialistas celebraron la disolución del Legislativo y apoyaron a Vizcarra. Sin embargo, en el mismo momento en que el mandatario se dirigía a la nación, el Congreso aprobó otorgarle la cuestión de confianza planteada en la mañana por el jefe de Gabinete, Salvador del Solar. La votación tuvo el respaldo de 50 congresistas, mientras que 31 se posicionaron en contra y hubo 13 abstenciones.
Según la constitución de Perú, el presidente tiene la potestad de disolver el Congreso si este le niega la cuestión de confianza, respecto a una política que desea aplicar, a dos Gabinetes del mismo Gobierno.
Minutos después de que Vizcarra resolviera la disolución del Congreso de la República, a pesar de que el Parlamento le había dado luz verde casi en simultáneo, los legisladores opositores comenzaron a discutir la suspensión temporal por un año al mandatario por “incapacidad moral”.
[DOCUMENTO] Conoce aquí la moción de orden del día que propone declarar en permanente incapacidad moral al Presidente de la República. ▶ https://t.co/w6LQLkXil5 pic.twitter.com/WgpjgJiQjS
— Congreso del Perú (@congresoperu) September 30, 2019
Tras la votación, el Congreso peruano aprobó la suspensión de Vizcarra por un periodo de 12 meses. La vicepresidenta Mercedes Aráoz juramentó de manera interina y temporal. La nueva “presidenta en funciones” era hasta antes de la disolución militante del partido “Peruanos por el Cambio” en el cual pertenece Vizcarra.
“Asumo la presidencia respondiendo a que el presidente Martín Vizcarra ha fallado al no cumplir con tres artículos constitucionales”, declaró Mercedes Aráoz al juramentar ante el Congreso peruano. “Sé que hubo muchos esfuerzos de este Congreso por llegar a consensos. Debemos seguir trabajando para que esas reformas se lleven a cabo”, agregó Aráoz.
No es la primera vez que el poder ejecutivo disolvía el Congreso en el Perú. El 5 de abril de 1992, el entonces presidente Alberto Fujimori dio un “autogolpe” y asumió plenos poderes con el apoyo de las fuerzas armadas. En esta ocasión, en cambio, Vizcarra se amparó en la Constitución para dar este paso.