El 22 de mayo de 1960, Valdivia y otras ciudades del sur de Chile fueron remecidas por el terremoto más grande del que se tiene registro en la era moderna. El movimiento telúrico alcanzó una magnitud de 9,5 grados en la escala de Richter y fue seguido por un tsunami que arrasó con lo poco que había quedado en pie. El fuerte sismo constituyó un verdadero cataclismo, ya que modificó el paisaje y provocó cambios topográficos. El Lago Riñihue – bloqueado en sus desagües naturales- se convirtió en una peligrosa represa de desborde inminente sobre una extensa área, en la cual podrían haberse ahogado centenares o miles de compatriotas, de no haberse neutralizado el peligro, como se hizo. La lucha por recuperarle sus vías habituales fue heroica y en ella intervinieron obreros, técnicos y militares dirigidos por el ingeniero Raúl Sáez Sáez, recibiendose una ayuda solidaria nunca antes vista a través de un puenteb aéreo. El terremoto-maremoto tuvo repercusiones, incluso, en Alaska, Australia, Hawai, California, México, Nueva Zelandia, Japón y Filipinas. |
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