Las intensas lluvias y las inundaciones provocadas por estas, en el este de África en las últimas semanas están agravando una situación ya de por sí complicada en esta parte del continente, que además de enfrentarse a la pandemia de COVID-19 como el resto del mundo es víctima de la peor plaga de langostas del desierto en décadas, según alerta la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR).
Varios cientos de personas han muerto en los países de la región, mientras que unas 500.000 se han visto desplazadas por las inundaciones, que han ralentizado las operaciones en curso para controlar la plaga de langostas y han exacerbado el riesgo de propagación del coronavirus.
Según explica el director regional de la FICR para África, Simon Missiri, “las restricciones de viaje y movimiento para ralentizar la propagación de la COVID-19 están lastrando los esfuerzos para combatir los enjambres de langostas que están arrasando las cosechas”.
“Además, las inundaciones son un ‘amplificador de amenaza’ en lo que se refiere a la propagación de la COVID-19, ya que dificulta la adopción de medidas preventivas”, subraya Missiri.
Fotografía referencial.