CURICÓ. A fin de que se investigue “un eventual daño o mal uso”, el seremi de Bienes Nacionales, Enrique Gómez, indicó que oficiará al Consejo de Monumentos Nacionales, para que ordene una fiscalización al Kiosco Cívico de la Plaza de Armas de Curicó (Monumento Nacional desde 1978), y es que la histórica estructura metálica desde el inicio de las protestas del 2019 se ha llenado de numerosas consignas referentes a la contingencia.
Según lo indicado por Gómez, se tomó conocimiento del uso indebido de tales dependencias, donde se instalan continuamente, pancartas, banderas y rayados alusivos a una visión o posición política parcializada, dentro del contexto al próximo llamado a plebiscito.
Sobre tal punto, el seremi enfatizó su preocupación por lo sucedido en el lugar, afirmando que “el uso indebido que se hace de esta estructura podría causar daños mayores y de carácter irreversible, por lo demás se trata de un bien nacional de uso público de carácter histórico, que debe estar a disposición de todos los vecinos y ciudadanos y no sólo de un sector o de una visión política”.
Es por esto, dijo, que va a oficiar al Consejo de Monumentos Nacionales para que ordene una fiscalización, que permita establecer si es que tiene un eventual “daño o mal uso”. De ser así, agregó, el municipio “deberá ser el responsable”, ya que el kiosco está en la plaza y se presume que estaría bajo su administración, mención que se hace en el artículo 5, de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades.
El Kiosco Cívico fue construido en 1905 con material de fierro hundido. Su estructura tiene 2,5 m. sobre el nivel del suelo y está sostenida por diez pilares de hierro anclados al piso por medio de poyos. Por su valor arquitectónico y artístico, la estructura fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1978, por el decreto supremo DS 789 del 27 de julio de 1978. Es el único monumento histórico de la ciudad que permanece activo, tras los cierres de la Iglesia San Francisco, el Teatro Victoria, y la Escuela Balmaceda, todos ellos siniestrados por el Terremoto de 2010 y posteriormente por sucesivos incendios.